lunes, 2 de julio de 2018

Conversaciones IV - El Deseo

Esta conversación fue con una amiga, compañera y prácticamente una hermana, de estas personas con las que solo precisas un cruce de miradas para saber que algo no va bien, o no como debiera ir así que, tras verla en un evento con más amigas le propuse quedar para comer las dos solas y esto fue lo que me contó.
10 años de relación con su pareja buscando su espacio como amigos, como confidentes, como amantes y como compañeros hasta ver juntos el fin de sus días.
10 años que dieron para quererse, para amarse, para compartir momentos únicos, para descubrirse como enamorados, incluso dieron para pelearse alguna que otra vez, pero no para desearse...

Algo estaba fallando, algo hacía que no avanzara su relación. Se sentaron a buscar por qués creyendo que la solución era factible, creyendo que después de tanto tiempo y de haber crecido tanto juntos la solución sería solo cuestión de trabajo y constancia, pero no fue así...

El deseo es ese factor que debemos alimentar para mantenerlo vivo. Y no es cuestión de follar más o menos, se trata de sentir que la atracción sea tal que puede ocurrir un encuentro pasional en cualquier circunstancia y lugar. Es ver saltar chispas en cada cruce de miradas, es permitirse un bucle entre risas, sexo y más risas sin importar la hora, es compartir intimidad, lujuría, fantasías... Es querer siempre más con esa persona y no necesitar nada ajeno a ese momento.

Él es un chico muy reservado incapaz de expresar qué le gusta y qué no le gusta. No habla de sentimientos y no le gusta que se los expresen es más, le agobia saberse querido, más si se le demuestra en público.
Mi amiga es pasional, cariñosa y una mujer a la que le encanta cuidar sus relaciones, mimar y que la mimen.
La unión de ambos si bien curiosa, siempre fue cuestionada por todos los que les conocíamos. Son de estas uniones que desde fuera piensas "no pegan ni con cola", pero que jamás te atreves a mencionar pues en temas del amor, quienes somos para dudar sobre la relación de nadie?

La relación sin pasión era cómoda para él, pero a ella le resultaba dañina. Le costaba pensar que vivía con alguien a quien amaba profundamente y no se sabía correspondida. No quería asumir que su relación se parecía más a la de dos compañeros de piso que no se tocan ni con un palo. Y lo intentó, vaya si lo intentó!!!

Planeaba escapadas románticas, creaba escenas únicas donde reinaba el amor, escribía historias donde ambos eran los protagonistas junto a una pasión construída expresamente para ese momento... pero él no respondía. Ella le suplicaba atención y le rogaba deseo, él se sentía feliz con su vida apagada por el desdén de la rutina y le resultaba cómodo no salirse de su zona de confort. Pero.... ella se cansó de suplicar y le dijo que no podía más, que tirar de un carro lleno de 10 años juntos era tarea de 2, que ella no podía seguir dejándose la fuerza para arrastrar con todo ese peso.

Y por primera vez en su vida soltó ese carro y tomó las riendas de su vida y decidió empezar a escribir su propia historia, sin miedo a saberse sola porque nunca lo había estado pues le acompañaba su fuerza, su valentía, su constante forma de quererse y sus ganas por ser cada día una mujer libre, capaz y feliz.

¡Y de esta mujer es de la que me siento orgullosa por tenerla como amiga!

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