Nos llamaste a todos tus amigos, y debíamos ir a tu chalet perdido en la montaña, ese en el que la piscina cubierta es el centro de todas las miradas, y el jardín, el centro de las mayores borracheras…
Preparaste una gran velada, con un delicioso concierto de piano en directo, en manos de tu gran amiga Roxanne, una preciosa niña pelirroja, con el pelo rizado, la tez blanca y la voz dulce.
Me perdía y lo sabías….
Charlábamos, sentados en la alfombra turca que compramos en nuestro primer viaje juntos, tú, Roxanne, su pareja y yo, rodeados de sofás de piel. A la izquierda teníamos la chimenea, de frente una gran cristalera que dejaba entrever tu precioso jardín, envuelto en una manto de estrellas.
Vosotros hablabais de Estambul, nosotras de la lencería femenina que más nos gustaba… Hablamos de lo incómodos que son algunos conjuntos y de lo bonitos que quedan… Y casualmente, ese día estrenaba mi primer conjunto morado, (el color de la sensualidad) de encaje, un conjunto de 3 piezas: sujetador, tanga y liguero. Roxanne quiso verlo pero solo le dejé tocarlo… Notó primero la textura del tirante de mi sujetador, era de terciopelo… entonces me sirvió otra copa de vino blanco, para brindar por lo que iba a venir después…
Su pareja y tú hablabais de vuestras cosas, pero nos mirabais de reojo previniendo lo que podía pasar… El resto de invitados era ajeno a lo que entre los sofás ocurría…
Ella se colocó detrás de mí, con su cabeza en mi hombro izquierdo y siguió explorando las diferentes texturas de mi conjunto, y a la vez, iba perfilando mis curvas con sus dedos. Ahora ya, habíais centrado vuestras miradas en nosotras, mientras sujetabais vuestra copa y os apoyabais con el otro brazo en el sofá.
Mientras Roxanne y yo, cada vez, más metidas en el abismo de nuestro placer, íbamos dejando que la excitación nos guiara, con los ojos cerrados para aumentar la sensibilidad de su tacto tocaba mis pechos por encima de la ropa interior, suavemente, sin perder detalle. Mis pezones duros pedían a gritos que una boca les calmara la sed de ser devorados…
Había mucho ruido, pero Roxanne y yo no éramos conscientes de ello, estábamos inmersas en los acordes de la lujuria. Quiso bajar la mano hacia mi sexo, pero una mano nos paró… era su pareja que nos invitó a ir a un lugar más íntimo.
Tú te levantaste y cogiste una botella de vino y nuestras copas.
Nos dirigimos a la alcoba más cercana, la más hermosa a la vez.
Fui primero al aseo, y antes de que quisiera salir, Roxanne abrió la puerta y me empujó hacia la pared besándome con fuerza… Sus manos me recorrían entera… el vestido ya no era un obstáculo y la lencería ya había pasado a un segundo plano… solo importaba el deseo de disfrutar juntas.
Se acercó la pareja de tu gran amiga, me separó de la pared e inclinó mi cuerpo, arqueándolo para facilitar la penetración. Yo no esperaba tal empuje y la boca de Roxanne quiso sujetar mi gemido, pero fue nefasto el intento… apoyándome con las manos en la pared, con su pareja detrás de mí y ella, de manera suave, bajó a lamer mi sexo…, a chuparlo…, a comerlo entero!!
Tú mientras, observabas desde la cama, masturbándote y gozando de aquel film en directo.
No tardé en correrme, la boca de Roxanne conoce perfectamente mis puntos más sensibles.
Fuimos a la cama, y Roxanne aprovechó para abalanzarse sobre ti, que esperabas tranquilo tu turno. Te tumbó y ella cabalgó encima. Mientras su pareja la penetró por detrás y yo puse mi sexo en tu boca, de frente a Roxanne y allí fui protagonista de su placer. Nos besamos mientras ambas llegábamos al mismísimo cielo… vosotros, al escucharnos os dejasteis llevar por el orgasmo.
Agotados por tan intenso encuentro nos tumbamos en la cama y brindamos."
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