Ella se sirve de hedonismo,
para procurar dominar sus placeres,
prometiendo ser una sirena seductora
que navega por siete mil mares de lujuria.
Su curiosidad se mastica insaciable:
Es como un fuego que arde con la fuerza de mil soles
y que busca explorar cada rincón del deseo
con una mente abierta y un corazón hambriento.
Experimentalista nata,
que juega con los límites de lo conocido,
buscando siempre lo inexplorado, lo intocable, lo raro,
y la lleva más allá de la norma.
Viciosa en su apellido,
y en cada caricia, en cada beso, en cada anhelo
encuentra una nueva adicción,
bajo un ritual sagrado que la conecta con su esencia más pura.
También provocadora,
con una sonrisa que invita a lo desconocido, a lo oscuro, a lo delicioso.
Sus fetiches son su guía,
una brisa caprichosa que la lleva de una fantasía a otra,
buscando siempre la siguiente chispa de excitación.
En ocasiones timorata,
se esconde tras una máscara de inocencia,
un muro frío y aparentemente inquebrantable
donde disfruta jugando a ser la virgen en el altar de su deseo.
Fetichista donde sus fantasías son un laberinto de placeres ocultos,
a cada cual más profundo y oscuro que el anterior.
Se mezclan en un entramado de secretos y susurros
que solo se entienden desde la excitación.
Sexual, exponiendo su cuerpo como templo donde se adora el éxtasis,
un terreno sagrado donde se celebra la vida siempre de forma primitiva
y salvaje.
Y es que, el sexo es sucio, pasional, instintivo, visceral, rompedor, salvaje y animal... O no será.
Torbellino de emociones que coreografían una danza de cuerpos sombreados en la oscuridad.
Sinfonía de gemidos y graznidos que resuenan en el silencio de la noche.
No queda hueco para la tibieza, para lo mediocre;
es un viaje sin retorno hacia el abismo del placer,
donde cada momento es una eternidad
y cada suspiro es una promesa de más.
Así es ella:
una musa de la noche,
una amante de lo prohibido,
una rastreadora de deseo auténtico y genuino.
En su mundo solo el placer cuenta como ley y,
cada encuentro erótico celebra la vida en su forma más primaria y legítima.
Porque en su universo, el sexo no es simplemente una acción,
es una declaración de libertad, un grito feroz que resuena en la eternidad.
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